sábado, 19 de septiembre de 2020

VOCES Y TIZONES

 
 
Por:

 
 
W A L T H E R
 

 A propósito de una inesperada llamada telefónica que recibí de una antigua compañera de estudios, comprometida con la causa sincretista de una organización de diálogo interreligioso en mi país. Y como resultado de una ácida, bien argumentada y reveladora crítica que hice a una publicación de la ya mencionada organización, es que redacto éstas líneas. 

No me extrañó su celo, ni la vehemente defensa que intento hacer de su amalgamada y confusa organización. Celo que por lo demás lo tomo con mucha empatía y consideración cristiana, pues ella no sabe dónde está, ni lo que realmente está haciendo, ni la desgraciada trascendencia en términos espirituales que  ello implica. Y lo más desgarrador, es que quiénes podrían indicarle el camino a la rectitud están desprovistos de moral y autoridad espiritual para hacerlo. Corruptos corrompiendo neófitos.

En el mundo cristiano occidental, sobre todo en el latinoamericano, donde el residuo sucedáneo del cristianismo primigenio se extiende como gangrena, y prosigue su misión destructiva y fornicaria, pulverizando las últimas sensibilidades espirituales que van quedando en las muchedumbres decepcionadas e insatisfechas, surge de la penumbra y del anonimato un brote esperanzador de consecuencia religiosa. En efecto, es el ciclo natural y sinérgico, pues aún las mayores tinieblas espirituales terminan provocando chispas dispersas que caen en paja seca.

La fornicación espiritual, tan de moda hoy en los grupúsculos ecuménicos dedicados a “las espiritualidades”, también los podríamos llamar “pandillas de corrección religiosa”, ya que por lo general son grupos intolerantes a las disidencias, alérgicas al reproche moral, enemigos enquistados en la médula misma de la fe cristiana, actores autodidactas de primer nivel, despreciadores de la piedad personal, crueles y vehementes perseguidores de críticos, fariseos y saduceos infames y carnales.

Sin embargo, yacen en el corazón mismo de estas corruptelas del diálogo interreligioso almas ingenuas, profesionales, hambrientas, serviciales y comprometidas de buena fe, incluso buscadores de la verdad en medio del vertedero. Pues bien, estas almas sinceras mezcladas cual trigo con cizaña merecen la máxima compasión y paciencia. Ellas serán llamadas, serán rescatadas, su conciencia no permanecerá en tinieblas por mucho tiempo, oirán el grito desesperado de advertencia venido de ignorados y desconocidos lugares, debe ser así, no puede ser de otra forma, ¿Cómo reconocerán la verdad si no se la confronta con la mentira? La afilada controversia debe cortar las espesas tinieblas, la polémica suscitada soltará las cadenas, y una voz como de trompeta despertará las conciencias adormecidas. Ésta trompeta es el brote esperanzador de consecuencia religiosa que el ciclo final debe traer. La sangre volverá a derramarse por millares, trompeta tras trompeta será derribada, pero trueno tras trueno serán emitidos para enfrentar osadamente las tinieblas en estos últimos días.

La crisis planetaria que adelanto viene en camino, no tendrá como raíz las intrigas políticas, los enfrentamientos bélicos entre naciones, ni los desastres naturales o sanitarios, ni el golpe mortal de un asteroide, sino que la crisis que dividirá al mundo y determinará el destino de cada uno, será de naturaleza religiosa.

 No estamos lejos del surgimiento de una segunda y última edad media universal, el último oscurantismo espiritual que experimentará la raza humana, no sin antes tener la oportunidad de escuchar la voz reprensora y reconocerla como luz verdadera, esa es la última esperanza.

Espero que mi antigua compañera de estudios lea el libro que le obsequie una vez y reciba la luz que irradia de cada página, quien sabe si ella será un tizón arrebatado de las brasas. Ese es mi deseo.