viernes, 3 de junio de 2022

LA CRUZADA TEOLÓGICA GLOBAL (extracto)

 




Por: 

W A L T H E R

Cuando la tercera Persona de la Trinidad piensa que debe despertar una inquietud en la mente, no espera a que le invoquemos en algún momento especial de comunión, sino que toma la iniciativa de iluminar, inspirar e inquietar. El efecto cognitivo es notable al estar bajo la dirección de ésta Divina Persona. La mirada tiende a fijarse en algún punto de nuestro alrededor, mientras que los procesos cerebrales comienzan a galopar a toda velocidad, la vertiginosa corriente de ideas y elucubraciones lógicas, llenas de sentido y profundidad discurren sin pausa, al punto que, si no te encuentras con papel y lápiz para registrarlo todo, aunque sea las ideas generales, corres el riesgo de perder para siempre la inspirada sabiduría, pues ésta es en cierto sentido escurridiza.

Mi inquietud despertada, no deriva de ninguna iniciativa propia o interés personal actual y consiente en dedicar atención a ciertas temáticas o acontecimientos, pero sí, la inducida inquietud encuentra un asidero en lo más recóndito de mi memoria, se toma astutamente de nociones y acercamientos previos adquiridos en algún momento indeterminado de tiempo pasado y que al parecer la tercera Persona reflota con inusitado ímpetu. Por ende, al ser revuelta mi memoria cobran renovada nitidez asuntos que ameritan ser reconsiderados.

La renovada consideración de ciertos asuntos que ahora reconozco e identifico claramente, noto lleva implícita una estela de sensaciones y disposiciones que hacen las veces de motor rector, entre ellas, la premura y la convicción. Éstos rectores motivadores inhiben toda posible indiferencia, negligencia y distracción. La chispa derivo en combustión, la flama de la fe se ha encendido, e intuyo idílicamente que lo único que podría apagarla sería avanzar hasta el final, hasta descubrir hasta donde me lleva la santísima providencia. En la concreción de lo sugerido por el Espíritu se encuentra la frontera misma de la fe, y ésta no se extingue ahí, sino que se incrementa a fin de ser vehículo de revelaciones superiores.

Negarme a avanzar sería necio e ilógico, necio por cuanto quien sugiere avanzar es de una eterna y extraordinaria superioridad sapiencial, ilógico, porque sería la negación misma de lo obvio, lo reflexivamente sospechado, sería traicionar una esperanza confirmada.

La idea persistente en una próxima cruzada global de carácter teológico, no está lejana de ser una realidad necesaria en ésta época posmoderna. Ésta idea sugerida divinamente se me presenta como una experiencia inminente, determinante y de consecuencias eternas.

Primero que todo quiero aclarar que entiendo por “cruzada” al conjunto de actos humanos tendientes a obtener un fin, y que dichos actos corresponderían a convicciones de naturaleza espiritual, totalmente exenta de violencia física. Pero me quiero permitir ser más explícito en la descripción de ésta empresa. Ésta cruzada es un movimiento combativo, reaccionario, resuelto, no admite treguas ni concesiones, es más, hay una alta probabilidad de colisión frontal con los seguros adversarios. He iré más allá aún, la cruzada global será más que una batalla, será una guerra abierta y de todo por el todo.

La cruzada teológica global es una manifestación extraordinaria de poder divino de alcance cósmico que inspira a hombres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos, que movidos por santa indignación deciden voluntariamente, por convicción, gratitud y amor ser la vanguardia sacrificial que se plantará frente a la provocación e insolencia de una vasta mayoría de congéneres que manifestarán desdén hacia Dios y su ley.

La cruzada teológica global es una reacción humana inspirada por el Espíritu de Dios que mora en cada creyente. Reacción motivada principalmente por una apostasía religiosa global que llega a su cenit. El clímax o amanecer de la insubordinación humana, es una declaración de guerra teológica. Se dividen las aguas de la humanidad, comienza el movimiento de tropas, el mundo entero se divide en dos. Hablo de la última guerra mundial, una guerra espiritual cuyo campo de batalla será la conciencia humana y el motivo la libertad o esclavitud de la misma.

La cruzada teológica se plantea en desventaja cuantitativa, pero en superioridad cualitativa. La desventaja se deja ver en el reducido número de militantes en comparación con los de la oposición. La superioridad se manifiesta en el dominio y discernimiento escritural en contraposición con la manifiesta confusión del oponente.

El objetivo subyacente de éste movimiento teológico reaccionario es vindicar e ilustrar sobre la verdad, amonestar para despertar y advertir de las perpetuas consecuencias de una abierta rebelión contra el gobierno de Dios.

La cruzada teológica global en gestación, es un gran y noble despertar religioso, un genuino avivamiento espiritual, un segundo y último pentecostés, una segunda y última reforma protestante, que al igual que las experiencias históricas será protagonizada por una aparente minoría que intentará cambiar el curso de los acontecimientos humanos, sólo que ésta vez será para poner fin al cíclico conflicto espiritual de siglos. Será la guerra de todas las guerras. La madre de todas las batallas. La gran conflagración involucrará a toda la civilización humana.