domingo, 7 de noviembre de 2021

DE CRISTIANO A CREYENTE IV

 

 

Por:

W A L T H E R


En estas pocas líneas pretendo reflexionar sobre el actual dios cristiano. Sí, a ese dios infame y deforme que en realidad no existe sino sólo en la mente de las mayorías que lo idolatran tozudamente. A ese dios que le rinden adoración, jolgorios, fiestas y lágrimas. Al dios que pretende arrogarse toda gloria tributada por la decadente y discapacitada iglesia. Y si éste dios es infame, es también indigno de honor y respeto, así lo es también su hijo y el espíritu mismo que yace en las entrañas de ésta falsa deidad de la que tanto se jactan los cristianos de nombre.

En efecto, en cada reunión cual madriguera atestada de arañas, se presentan ansiosos y orgullosos adoradores para desplegar toda la paródica verborrea que puedan en el tiempo destinado para tal efecto, la enjundia radica en la supuesta íntima relación que poseen con dicha deidad, y la fantasiosa benignidad de ésta para con ellos, y así viven y sobreviven por generaciones, traspasándose dicha presunción, perpetuando el penoso y degradante engaño.

Supongamos por un momento que éste dios cristiano tuviese existencia real, sin duda deberíamos considerarlo una víctima desdichada de sus propios devotos. Éste dios falso es creación directa del cristianismo moderno, por ende es echo a imagen, medida y semejanza de su creadores. En otras palabras la iglesia actual es una especie de involución espiritual hacia el paganismo y que patológicamente insiste en la idea de poseer la fe verdadera, la fe en un dios real. ¿Es verdadera su fe? ¿Es real su dios?

Para develar el verdadero carácter del dios creado por el cristianismo nominal, tenemos que observar las características distintivas y deformes del carácter de la iglesia creadora. Para responder a las falaces pretensiones de legitimidad de ésta fe engañosa, debemos contemplar lo mal que representan a su pretendido dios verdadero. Si queremos exponer a su dios falso, debemos apuntar a la presunción de fe que exhibe celosa y públicamente. ¿Queremos conocer al dios falso del cristianismo actual? ¡Miremos a la iglesia! Ella es su imagen, medida y semejanza, la creadora misma de su propia deidad.

La iglesia falsa, por la fe en dios, proyecta y difunde tinieblas atreves de sus frutos de injusticia. Un dios sin poder, pervertido, imprudente, necio, ignorante, mentiroso, sin sabiduría, sin luz ni verdad. Un dios que es el hazme reír del mundo gracias a sus creadores. Un dios que no sirve para nada, salvo para tranquilizar las conciencias de los hipócritas ¡Dios libre al mundo del dios cristiano!

El dios irreal del cristianismo nominal y pagano actual es quien más daño ha ocasionado en el corazón de millones de almas sufrientes. Ojala nunca éste dios hubiese llegado a los confines de la tierra, pero por desgracia para la raza humana éste sigue presentándose ante inocentes víctimas y éstas víctimas siguen aceptando a un dios falso, un hijo falso y a un espíritu falso.

Ser parte del mundillo cristiano de hoy, es adherir a una clase ponzoñosa de impiedad, esclavitud y corruptela. Un mundillo que le arrebato la dignidad histórica que aún podía encontrarse en el sobrenombre de cristiano. ¡Dios me libre! ¡Dios nos libre!

Por eso que me separé del inútil dios del cristianismo, del dios de las denominaciones impiadosas, para correr a los brazos del único Dios verdadero, Digno y Todopoderoso. Me emancipé del cepo destructor que significa hacerse llamar cristiano, para seguir expresando con fe, que no soy cristiano, sino creyente en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Me comprometo solemnemente ante Dios, ayudar al cristianismo nominal a descubrir al Dios verdadero, al Creador de los cielos y de la tierra (Apoca. 14:6-12)

 

"Y ésta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú has enviado”.

(S. Juan 17:3)