Por:
W A L T H E R
Sobre
la contingencia socio-política actual. Avanza la agenda socialista global,
especialmente en Latinoamérica. Se siguen concretando más y más los pasos hacia
una sociedad comunista, donde se pretende destruir el derecho a propiedad, de
expresión y libre determinación de los
pueblos. Situación la cual, las nuevas generaciones no temen las consecuencias de
dicha implementación, por falta de memoria histórica o una memoria sesgada
debido a la paulatina ideologización político-cultural en las intuiciones
educativas produciendo masas de chicos fanatizados, militantes, perdidos de la
realidad y paranoicos sociales.
Si
una persona no se suma al discurso hegemónico violentamente dominante, estas
acabado, arriesgas a quedar solo, sin trabajo, sin justicia y sin derechos. Si
o si debes unirte a la comparsa. Avanza la tan temible tendencia mundial al
totalitarismo, sistema de dominio que tanto les acomoda a quienes pretenden el
Nuevo orden mundial.
Sobre
las instituciones religiosas cristianas, totalmente secularizadas y dormidas,
ciegas en cuanto las señales de los
tiempos, han resultado inoperantes en términos de su misión evangélica
primordial. La corrupción óntica del profeso pueblo de Dios es evidente, sobre
todo por el hecho que ya no son la sal de la tierra, no salan nada ni a nadie, es
más la iglesia contemporánea se ha constituido en un repelente eficaz para
alejar a la sociedad de Jesucristo. Miles de personas, especialmente jóvenes buscando
un sentido a sus vidas son ingenuamente presa de sistemas ideológicos y doctrinales
que literalmente los denigran y matan moral, síquica y socialmente, mientras
los estudiantes de teología confundidos y corrompidos por sus profesores se complacen
entre ellos con simposios, encuentros, “debates” sobre los mismos áridos temas
que forman parte de la agenda 2030 de Naciones Unidas que nada tienen que ver con
la tremenda responsabilidad que pesa sobre los hombros del así llamado y deslegitimado
“cuerpo de Cristo”.
¿Sobre
si existe una esperanza? Sí, la irrupción de disidentes, protestantes en el más
puro sentido de la palabra, solitarios centinelas con vocación de mártires. Depositarios
de un genuino, noble y bíblico sentido de justicia, justicia que no es de manufactura humana, sino
divina. Una irrupción de hombres y mujeres que han conocido y experimentado la
Justicia de Cristo.
En
suma, la religión cristiana, principalmente la institucionalizada está en vías
de experimentar justo en esta etapa crucial de la historia profética de éste
mundo su peor momento, el de mayor oscurantismo espiritual jamás visto desde la
Edad media. Pero como bien señala el devenir histórico, en cada lugar del globo
Dios se reserva un firmamento de humildes escogidos que no son lo suficientemente
engreídos como para dar un paso al frente y repetir la historia en favor del
honor del Creador.