jueves, 20 de agosto de 2020

TE INVITO A UNA LIBRERÍA

 

 

Por:

 

W A L T H E R

 

He reemplazado satisfactoriamente las casas de culto por las casas de la cultura. He dado un paso adelante en mi experiencia existencial en la sociedad terrena. De las casas de culto me he apropiado legítimamente de lo que me ha permito dar mis primeros pasos en lo espiritual, no sin alimentarme simultáneamente por iniciativa propia en lo tocante a la fe, pues un gran error hubiese sido conformarme con lo que otros me pueden dar, sin tener apetito independiente. Por desgracia no todas las almas actúan igual. Y justamente por no ser ni sentirme parte de las mayorías es que se me ha permito destacarme en una justa y moderada proporción según la voluntad de la divina providencia.

He reemplazado eficaz y oportunamente los templos por las librerías. En éstas hay libertad de conciencia y de expresión, derechos que nos son suprimidos gradualmente en la medida que somos reeducados en los templos religiosos, que como todas las agrupaciones sociales de carácter espiritual al no perseverar consecuentemente en las virtudes que profesan, terminarán como siempre terminan, siendo nada más que asociaciones humanas de teóricos nobles propósitos.

En una librería puedes ingresar con la fe de los grandes siervos de Dios, puedes entrar caminando en la presencia del Todopoderoso, gozándote de la obra transformadora del Espíritu Santo en tu vida. Con la habitual disposición de subordinar tu voluntad a un así dice el Señor y disfrutar de la libertad religiosa de hablar, pensar, murmurar con Dios donde quiera que vayas o estés.

En una librería puedes recorrer cada estantería, el tiempo que quieras, pasar por una sección una y otra vez, detenerte aquí y allá, tomar un texto, investigarlo, acariciarlo, desearlo, ojearlo, comprarlo, interesarte en la infinitud de temáticas y títulos que puedas descubrir. Puedes entrar en distintos mundos y culturas y salir de ellos para entrar en otros, puedes profundizar en uno u otro aspecto del pensamiento humano y allí estará la presencia del Espíritu Santo contigo, como una brújula indicadora y orientadora, para que no te extravíes.

En una librería no hay guías espirituales que constantemente estén buscando tu subordinación y obediencia, no hay sanciones disciplinarias por pensar más allá de lo que ellos permiten. Al contrario, el dependiente estará siempre presto a responder tus inquietudes respecto a las materias de tu interés. Descubrirás de cuanta labor intelectual a sido capaz el ser humano, de los inmensos aportes científicos y culturales, de biografías increíbles, testimonios de vida, investigaciones, datos históricos, tus conocimientos en el más nobles de los sentidos se verá robustecido, contrastado e informado, podrás al igual que yo tener una mirada universal del devenir del ser humano, disfrutaras de la libertad de informarte y cultivarte.

Lejos de la dominación de conciencia encuentro mi libertad para pensar y ser libre en Jesucristo, como un alma culta e informada dispuesta a servir y educar. Como morador de este mundo, debo saber lo que hemos sido, lo que somos y para donde se dirige el género humano y he entendido que la búsqueda de la libertad es una obligación moral. Teniendo a Jesús como mi roca, mi ancora y mi refugio, no temeré ejercitar mi libre albedrío.

Ya no visito templos religiosos, ahora visito librerías. El tiempo que tanto valor tiene, ya no lo pierdo en la comunión con hipócritas y fariseos, ahora escojo las materias de mi interés y vuelvo a casa a disfrutar de la libertad de la cual me doto el Todopoderoso, convencido de mi voluntad independiente respecto a otro ser humano. A buscar mi felicidad y paz en la intimidad con Dios, orando a Él, cantándole a ÉL y reconociéndolo sólo a Él.

Desde que reemplace los templos por las librerías y cultive mi comunión personal con Dios, prescindiendo de las liturgias y reuniones de rebaños sumisos e ignorantes he experimentado un crecimiento espiritual e intelectual que jamás habría logrado si hubiese aceptado la servidumbre religiosa vegetativa de las instituciones religiosas. Hoy soy libre, útil y eficaz por la gracia de Dios.

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